domingo, 25 de mayo de 2014

Me preguntaron como crecí 1995 Me preguntaron como es entrar en la nada. Tenia apenas 28 años cuando descubrí la nada. Entre el cielo y la tierra mi adolescencia prolongada, medio siglo y una niña pura Inocente pero tenia una luz que esta encendida a pesar de los años pasados. Estaba conectada con Dios mi amigo único que la acompaño y la acompaña Hasta el día de hoy de mano de la luz. Campo raso, aros largos. Un rancho que lo llame vive como quieras, el rancho De la combicha. Pequeño sin agua sin luz, traída de la mano del hombre, Pero tenia una pequeña bomba y una tanquecito que solo llenaba 100 litros de agua Copas con namuse que ilumina como una pequeña vela, eso era toda la luz. Las noches eran límpidas cuando el cóncavo cielo lucia plateado, destacando la vía Láctea un camino de estrellas esparcidas con brillo propio, con formas que se podía ver En el silencio de la noche, con la pureza del aire. Cada momento que vivía con los pies en a tierra y el cielo sentía sensaciones distintas. Viví en mi pequeña juventud en la calle cuenca 853) d , c. Los sietes hermanos y mis padres. Llegamos a cuenca cuando tenía diez años. En la época que en cada llovizna, se inundaba todo el barrio, por el arroyo Maldonado. Mi piecita en el altillo apenas de dos metros, parecido al cuartito azul, Pensé después de escuchar el tango de Mario Mores pero mi cuarto tenía una ventana sin vidrio y por allí estaba con Dios las estrellas la luz y las noches destempladas. Aras de Trujuy me ayudo a seguir conociendo la naturaleza cuando mis, Niños dormían, cuando FARIDA y Marcos dormían. Era el mejor momento de mi vida la libertad el silencio, con mi pequeña lucecita Leia libros, que sacaba de la biblioteca de HARROS 3 libros por mes y pagaba 30$. En esa pequeña cocina y la copa encendida. Fijaba mis ojos en las letras dibujadas. En el libro podía leer un montón de páginas, sin entender nada, pero guardaba en mis neuronas pensando que algún día, iba a comprender lo que contaba cada libro. No es importante comer decía FARIDA hay que comer el conocimiento que nos da la vida Nosotros no somos pobres no tenemos plata pero tenemos algo mejor, la inteligencia y el querer saber. Siendo joven muy joven aprendí a amar el silencio la obscuridad y en ella las sombras, Los estornudos de los caballos. Cloclok de las ranas. Los bichitos de luz que alumbraban mis noches. El rocío del atardecer el trote del caballo de todas las mañanas frente de mi portón, Pasaba un joven de 17 años que arriaba vacas. Un joven de ojos verde pelo fino y rubio con manos hoscas, de andar seguro, era como cactus duro por fuera y dulce por dentro venia todas las noches, después de venir De la escuela donde hacia el secundario la carrera era industrial. Cuando paraba con las vacas mi chicos corrían al portón para ver a flecha y pedirle Al mancebo que los lleve a dar una vuelta el les decía dejo las vacas y vuelvo, Y lo hacia cumplía con la palabras Farida estaba enamorada de el. me decía Sabes Matilde es igual a tu padre.KIKE Cuando lo conocí en Tedej. Y donde es tedej, un pueblito donde pasábamos el finde de semana, Entonces es como aquí como verde si allá había agua vertiente fresca y mucha frutas. Nosotros teníamos una quinta que íbamos todos los viernes antes que sea chabat Llevamos todo preparado teníamos una carreta y la llevábamos con la comida. No te olvides que éramos 11 personas farida adoraba al mancebo cuando no lo veía Lo manda a Raúl a buscarlo. Siempre le pedía algo, que bombee para tener agua, cuando el iba al pequeño, Pueblo Farida le encargaba leche papa y zapallo para mis hijos. Con la escusa de hacer un mandado venia todas las mañanas a preguntar si necesitábamos algo del cruce, Allí había una salón ,verdulera, y un almacén y teléfono….. matilde yadid de chami

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