martes, 29 de abril de 2014

mi caminata de libertador 1995

Mi historia por una caminata por libertador ESCRITO POR MATILDE CHAMI 18/12/1995 Salió pensativa, me voy caminando se dijo. Por unos días dejó sus zapatillas, pegaditas a la puerta de su departamento, bien juntitas, esperando ser calzadas. Pero no, después de años por arrebato de coquetería, se compro unas botas de yute con un poquito de taco. Hacia tiempo que las zapatillas eran sus pies. Hoy con la espalda bien erguida, y con un paso como normal, esas botitas iban a andar, sobre todo con la cabeza por miedo a caerse. Vivía en Barrio Norte, conocía bien Libertador. La transitaba en coche o taxi. Hoy era una mañana distinta, los domingos eran de la familia. Su familia pensaba, cuando miraba el verde hermoso de las Barrancas de Belgrano, la subida a la plaza le pareció extraordinaria. Se sentó un rato en un banco y contó la cantidad de verdes de los árboles, que tanto amaba. Llego a contar siete colores de verdes. Hacia 30 grados de calor y eran las 11 de la mañana. No había nadie, solo algunos perros y sus dueños paseando con ellos. No podía creer lo que le regalaba la naturaleza, tenia ganas de llorar por el tiempo que paso, por su esposo, por su madre, por los amigos, sus hijos grandes, y ya no estaban viviendo con ella. El domingo ella dedicaba todo a su familia. Los domingos eran los únicos días que podíamos reunirnos con todos los hermanos. Ganas de llorar. Bronca entre dientes. Puteaba con toda su alma. Como podía ser que la Argentina donde la familia que era tan unida, ya no podía ser así. Compromisos, distintas formas de vida, Country, lancha, club. ¿Y mama?¿Y mama? Estaba sentada en este rincón que hoy descubría: No tenia idea como iba a pasar ese domingo un día resplandeciente y el sol demasiado caliente. No quiso huir, a veces huye. Y se va con su hija, ella carga con su madre cuando esta enferma y cuando esta sana. Matile tiene esperanza, a cada instante espera algo y ahora lo tenía. Comenzó a aplacar su bronca, los verdes y los olores dominaban su mente. Se sintió fuerte e importante, sobre todo por sus botitas de color ocre. Recorrió la plaza que siempre la miro desde abajo, toco las hojas, froto algunas, sintió el olor respiro hondo, no estoy sola Dios. Bajo lentamente cuidando de no tropezar, juntó unas ramitas, cruzo la calle José Hernández. Miro si seguía por Luis Maria Campos o por Libertador. No había nadie en las calles, se veían los coches apurados, salían de sus casas la gente en short, remerita y zapatillas gracias a la democracia se liberaron con la ropa. Ya no se ven trajeados, no importaba si los bermudas están rotos. Si no lo están las rompen, es algo que a MATILÉ la pone muy contenta. Ella fue pionera en la Argentina en la época de los hipíes, Libertad decía, no libertinaje. Libero los pies con las zapatillas o descalza. Con un aro hasta el hombro con pantalones bordados, con binchas, con túnicas, contaba expresando lo que sentía Criticada vapuleada pero erguida. Rompió con los tabúes. Hoy domingo en Libertador pensaba, llegue antes o después. Voló hacia el fondo de sus pensamientos y se vio en NEW YORK, descalza, cruzando el Central Park, allá por el 69, llegó al SOHO, estuvo en el Village, sola mirando hondamente todo, grabando en su neurona. Época de la protesta pasiva, todo había cambiado, Los beatles, los Rolling Stones, Vietnam, la ropa, LA droga, fue una ruptura social, la juventud quería opinar, ser y existir y no morir. MATILDE

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