lunes, 21 de abril de 2014

año 1983 esrito en un taller

LAS ZAPATILLAS Y EL TIEMPO Esa mañana se despertó pensando, que le iba a robar ala rutina un tiempo para ella, En su cabeza se agolpaba todo lo que tenia que hacer y como tenia que hacerlo. Su comodidad de sus pies, Pies descalzos,cuerpo libre comentaba cada vez que la veían ,con zapatillas puestas. Mientras se calzaba s e miraba de refilón en el espejo,atendió el teléfono,ordeno un trabajo , hojeo el diario,marco la película que ria a v er. Tomo su cartera y salio de su casa,hoy la acompañaban el tiempo y las zapatillas . Sus pasos eran lentos y cada paso un pensamiento. Miro a su alrededor hacia arriba y se deleito con el cielo radiante: El resto lo mismo de siempre,taxis vacíos ,colectivos completos, la gente que iba y venia . Ella tenia un rumbo, la calle Corriente, esa calle de ayer de hoy y de mañana. Ella,llevaba un envoltorio,el envoltorio de la vida y se proponía dejarlo a lo largo de la caminata o quizás en el en el hall de entrada del cine opera ,tiempo que faltaba ,tiempo que se iba tiempo que paso ,la mente cercada.le impedían abandonar el envoltorio. Pero hoy era n día distinto. Era la hora de los bancos,portafolio, compromisos tramites apurados, caras compungidas . Ella se iba perdiendo entre la gente de la calle corrientes, calle de buenos aires, porteña y de tango. De improviso, se detuvo ante una librería, política, votos, sexo, buenos aires, poemas, poemas… donde estaba, no había tiempo. Había que vender, masificar, vender, masificar, discos, golosinas, zapatos, artefactos, comprar. El envoltorio que la perseguía…. Llego al cine. Cine teatro opera. Observo desde enfrente la fachada casi antigua y con forma de pirámide; la miro por primera vez. Silenciosa y entusiasmada, cruzo la calle, Una larga cola que llegaba hasta la esquina, la sorprendió. Se apuro. Frente a la ventanilla había un cartel: ‘’no ahí localidades’’ desilusionada se alejo unos metros, con el dinero y la ilusión en la mano, como esperando a alguien que le vendiera una entrada. Se puso de costado, observo como la gente se balanceaba suavemente, tal vez sacudiendo su rutina, preparándose a ser protagonista de la película, buscando refugio por una hora. Por el otro costado, sueños que se diluían, eslabones que se rompían. Ceños fruncidos, caras expectantes, gente sola dispuesta a salir. Entraron ella se sentó en un escalón del hall rectangular y momentáneamente vacío, cerro los ojos y sintió el calor humano que impregnaba los mármoles verdes, grises, imagino los ascensores llenos, los baños ocupados, el teléfono, los carteles, los barrotes plateados, la estructura casi antigua, pero viva, impresiones digitales, cientos de pies que cada día dejaban sus energías, miradas que guardaban en los rincones las frustraciones al salir del cine, las ilusiones al entrar, hombres, vida que cobijaba ese rectángulo gris, negro, verde, casi antiguo, pero vivo. Abrió los ojos y ella fue la protagonista de ese rectángulo de tiempo…. MATILDE CHAMI

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